En arquitectura, las gárgolas, cuyo nombre deriva de la palabra francesa gargouille -garganta-, son la parte final del canalón por donde se vierte agua de los tejados.
Estos elementos, utilizados desde la antigüedad, se esculpían imitando
cabezas de animales reales o mitológicos. En la Edad Media, con el
advenimiento del gótico, las gárgolas ganaron en detalle y fueron
profusamente usadas para decorar iglesias y catedrales.
Adquirieron
además un curioso rasgo distintivo: las figuras eran intencionadamente grotescas. Parece que su función simbólica era la de guardar el templo y atemorizar a los pecadores.
Según una leyenda francesa, a principios del siglo VII el dragón Gargouille, que vivía cerca del Sena, devastaba periódicamente
la región. Entonces, Romanus, un sacerdote cristiano, dominó a la
bestia con la señal de la cruz y la llevó a Rouen. Allí, su cabeza fue
colocada sobre el Ayuntamiento.
Si quieres saber más sobre las gárgolas puedes visitar esta página paseando por la Historia
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